martes, 11 de noviembre de 2008

Poeta en Nueva York

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La aurora

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.


La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de número y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Federico García Lorca

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lorca en la memoria. ¿Por qué impiden abrir la fosa para identificar sus restos y darle tierra donde desee la familia? Lorca es un símbolo para la gran mayoría de los españoles. Es de todos.

Anónimo dijo...

Sigue existiendo mucha gente que mataría hoy a Lorca sólo por ser homosexual.
Todavía nos encontramos en "estado de naturaleza".