sábado, 5 de febrero de 2011

Acuerdo social y económico



El Gobierno, los sindicatos mayoritarios y la patronal españoles han firmado el 'Acuerdo social y económico' por el que se comprometen a impulsar las reformas necesarias para salir de la crisis que nos atosiga, e impulsar el crecimiento sostenido de la economía en España. 

  En líneas generales, el asunto nuclear del pacto ha sido la elevación de la edad de jubilación a los 67 años, con las excepciones que se han hecho públicas y otras que aún deben concretarse en los próximos días. El acuerdo también hace alusión al desarrollo de la reforma laboral que se impuso por ley en el Parlamento meses atrás, así como a las líneas maestras que van a configurar la próxima reforma de la negociación colectiva entre sindicatos y patronal. Asimismo, el Gobierno pretende llegar a acuerdos con los interlocutores sociales en la conformación de la política industrial, en la política energética, en la de eliminación de residuos nucleares y en la política de innovación, tan importantes para cimentar el cambio en el modelo productivo del país para los próximos años.

  La fase siguiente e inmediata es presentar a debate y aprobación del acuerdo en las Cortes para que se adhieran el máximo de fuerzas políticas representativas. Parece que el Grupo Socialista tendrá el apoyo, al menos, de CIU, PNV y CC, y el rechazo de la izquierda parlamentaria representada por ERC, IU-ICV y BNG. La incógnita aún no despejada es qué va a hacer el PP, principal partido de la oposición, que muestra buena disposición pero no ha confirmado con claridad si, finalmente, optará por el apoyo al acuerdo o se decantará por expresar ciertas diferencias que le lleven a la abstención.

  El acuerdo ha sido un éxito del Gobierno socialista que se ha visto reconocido por autoridades de la UE y organismos y personalidades del mundo político y económico internacionales y nacionales, que ha dado paz a los mercados de deuda soberana, permitiendo cierta estabilidad en el diferencial del bono español respecto al alemán, y a la bolsa de valores nacional, tan vapuleada en los últimos meses.

  ¿Y ahora qué? Pues ahora hay que ponerse manos a la obra rápidamente porque el nivel de paro en España es tremendo -4.200.000 parados- y su reducción es una necesidad imperiosa. Para ello, lo primero y más urgente es completar la reestructuración de las Cajas de Ahorros y demás entidades financieras que lo necesiten, para que la confianza en nuestro sistema financiero sea un hecho, y fluya el crédito entre bancos, y a empresas, autónomos y particulares, elemento esencial del sistema capitalista.

  Después hay que atacar con urgencia el desarrollo de la reforma laboral que afecta directamente a los jóvenes parados, menores de 30 años, cuyo índice de paro es escandaloso (ronda el 40%). Lo mismo hay que hacer con los mayores parados de larga duración, priorizando aquellos casos que pertenezcan a familias con todos sus miembros en paro.

  Algunas otras reformas más son necesarias: la de Educación, la refoma de la Administración pública -incluida la de la Justicia que ya está en su fase de ejecución-, la de eliminación de duplicidades y solapamientos en la prestación de servicios públicos por las diferentes estructuras administrativas...

  Pero quizá sea necesario abordar una reforma que nunca se menciona: la 'reforma empresarial', que debiera consistir en la creación de empresarios auténticamente profesionales, para sustituir y marginar a todos los sátrapas que se cuelgan esa profesión en el carnet de identidad, pero no tienen ni idea de cómo dirigir una sociedad mercantil. El Estado debiera emplear más recursos a través del Servicio Público de Empleo Estatal, SPEE, -antes, INEM- y dirigirlos muy específicamente a que los jóvenes con estudios universitarios o asimilados hagan cursos -los máster son muy caros para jóvenes y padres en paro- que les faciliten la adquisición de conocimientos básicos relacionados con las materias esenciales propias de la empresa: estudios sobre recursos humanos, contabilidad, fiscalidad, presupuestos, legislación laboral, seguridad social, marketing, comercio exterior... al margen de que haya profesionales especializados en estas disciplinas que vayan a ser quienes les hagan el trabajo diario a las empresas. Es verdad que el SPEE ya presenta una carta de cursos de este tipo, pero son muy pocos y no llegan más que a una mínima parte de la población joven potencialmente demandante.

  En definitiva, el Acuerdo Social y Económico firmado ayer en La Moncloa sólo es un primer paso, aunque muy importante. Si seguimos en esa línea, conseguiremos que se cumpla la sentencia de algún antiguo influyente político que afirmaba muy convencido que "a España no la va a conocer ni la madre que la parió". Si es en positivo, solo queda decir 'Amén'.