Es duro pero hay que volver a la actividad. No queda más remedio. Puede que, incluso, sea sano regresar a la vida monótona del día a día, recordando, eso sí, que el mes pasado fue mejor que el presente y, probablemente, mejor que el que venga..., y así hasta las próximas vacaciones.
¿Qué hemos dejado atrás, en agosto? Dominando el panorama mundial, unas olimpiadas en Pekín que fueron ganadas por la Unión Europea -hagamos la suma de medallas conseguidas por los 27 países de la UE-, muy por encima de Estados Unidos, China, Japón y otros, en cuanto a la consecución de metales. No estamos tan mal en este sentido en Europa.
También las ganó África, representada por aquellos que hunden sus raíces en el continente de los múltiples colores, puesto que fueron atletas negros -al margen de la nacionalidad con la que compitieron- quienes triunfaron en las disciplinas atléticas más importantes y verdaderamente clásicas de los Juegos.
¿Y China? ¿Qué ganó el gran imperio amarillo? No lo sabemos todavía. Lo veremos en los próximos años si, finalmente, este gran escaparate moderno que han presentado al mundo está sustentado en un amplio almacén repleto de mercancías tan esenciales como los derechos humanos, libertades, progreso, bienestar social, antimilitarismo, multilateralidad...
Otro acontecimiento internacional que hemos dejado atrás, en agosto, la invasión de un país soberano, Georgia, por otro, Rusia, que sigue llevando en su sangre el veneno del imperialismo que tantos efectos perniciosos ha sembrado a lo largo de la historia rusa. Algo ha tenido que ver en este asunto el mal precedente de Kosovo, y la precipitación de muchos países europeos en el reconocimiento de este territorio, perteneciente a Serbia, como nuevo estado independiente hace unos meses.
No podía faltar la desgracia en España. Esto no se puede dejar atrás porque ha sido muy duro: el accidente del avión de Spanair en el aeropuerto madrileño de Barajas que ha costado 154 muertos y cuyas causas se están investigando. Mucho me temo que pueden ser consecuencia indirecta de anteriores y salvajes políticas liberalizadoras de servicios esenciales, necesitados de especiales trabajos y cuidados para garantizar la seguridad de los clientes, algo que suele estar reñido con la obtención del último euro de beneficio que toda empresa busca en esta selva convertida en escenario obligado por imposición del capitalismo que nos invade.
Ya veremos qué nos depara el futuro con la crisis económica instalada entre nosotros. Tendremos oportunidad de navegar por sus violentas aguas.
Mientras tanto, tengan ustedes un buen comienzo de curso y que los dioses nos protejan del síndrome.
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1 comentario:
Bienvenido a su blog sr. bárcenas, le echaba de menos.
A usted se le ha olvidado (?) el alarmante dato que nos ha dejado agosto, ya lo esperábamos algunos, de 103.000 nuevos parados. Se le ve a usted el plumero, sr. bárcenas.
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