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Foto de EFE
La cornada le entró a Daniel por el lado superior de la clavícula, junto al cuello, y le seccionó la femoral. Una cornada mortal de necesidad.
Han sido muchas las crónicas que los medios de comunicación españoles han publicado hoy sobre este luctuoso hecho. Sin embargo, lo que nos ocupa en este post es el rechazo que manifestamos por la publicación de la foto arriba colocada -pedimos disculpas por ello-, que está siendo publicada en grandes medios de la prensa escrita que mañana tendrán los lectores en sus manos.
Desde el punto de vista deontológico, los periódicos y demás medios que utilizan esta instantánea para ilustrar la noticia, están conculcando la mayoría de los códigos y libros de estilo de sus empresas editoras por los que se rigen las actuaciones profesionales de los periodistas. El derecho a la intimidad y la propia imagen de Daniel, en un momento en el que no sabemos si se encuentra en estado agónico o recién fallecido, se pone en entredicho al publicarse su figura con toda claridad en los medios. El morbo vende y ya ni los medios más serios se sustraen a alimentarlo. Tal vez el editor gane unos euros más mientras el periodismo pierde algunos de sus valores que son su esencia.
Lo sentimos por Daniel Jimeno y nos unimos al dolor de su familia. Y también lo lamentamos por el periodismo que cada vez se ve más herido por estas malas prácticas.
Daniel Jimeno, un joven de 27 años, natural de Alcalá de Henares (Madrid), ha muerto hoy como consecuencia de la cornada que le propinó "Capuchino", un toro de la ganadería de Jandilla, que ha protagonizado el cuarto encierro de San Fermín celebrado esta mañana en Pamplona.
La cornada le entró a Daniel por el lado superior de la clavícula, junto al cuello, y le seccionó la femoral. Una cornada mortal de necesidad.
Han sido muchas las crónicas que los medios de comunicación españoles han publicado hoy sobre este luctuoso hecho. Sin embargo, lo que nos ocupa en este post es el rechazo que manifestamos por la publicación de la foto arriba colocada -pedimos disculpas por ello-, que está siendo publicada en grandes medios de la prensa escrita que mañana tendrán los lectores en sus manos.
Desde el punto de vista deontológico, los periódicos y demás medios que utilizan esta instantánea para ilustrar la noticia, están conculcando la mayoría de los códigos y libros de estilo de sus empresas editoras por los que se rigen las actuaciones profesionales de los periodistas. El derecho a la intimidad y la propia imagen de Daniel, en un momento en el que no sabemos si se encuentra en estado agónico o recién fallecido, se pone en entredicho al publicarse su figura con toda claridad en los medios. El morbo vende y ya ni los medios más serios se sustraen a alimentarlo. Tal vez el editor gane unos euros más mientras el periodismo pierde algunos de sus valores que son su esencia.
Lo sentimos por Daniel Jimeno y nos unimos al dolor de su familia. Y también lo lamentamos por el periodismo que cada vez se ve más herido por estas malas prácticas.
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