martes, 13 de julio de 2010

¡Felicidades, España!

El Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Sudáfrica que ha ganado nuestra selección ha puesto a España en el escaparate del mundo. El deporte rey de la Globalización es una auténtica lanzadera para situar a un país en lo más alto del podio mediático universal.
España lo ha conseguido. El éxito ha sido espectacular. Los españoles lo han celebrado anteayer y ayer como nunca. El entusiasmo colectivo ha sido extraordinario. El fútbol ha mostrado con claridad la auténtica unidad que, salvo las excepciones de rigor, existe entre los españoles.
España se merecía un éxito internacional como el que hemos disfrutado y seguimos disfrutando estos días porque el progreso de nuestro país en los últimos 30 años ha sido formidable en todos los órdenes de la vida, a pesar de los agoreros y tristes pregoneros del pesimismo nacional.
Estamos a la cabeza del escalafón mundial en muchas cosas. Por citar las deportivas, y comenzando por el fútbol, además de campeones del mundo con La Roja, siempre tenemos a alguno de nuestros equipos nacionales de categorías inferiores en el podio, y a los equipos de clubes españoles en lo alto de la tabla de los campeonatos más importantes. ¿Alguien nos gana en fútbol-sala?
Pero si hablamos de baloncesto ocurre lo mismo porque seguimos siendo campeones del mundo, al menos hasta el próximo mes de septiembre.
Qué decir de nuestros tenistas, que arrasan por todos los grandes torneos internacionales, incluida la Copa Davis, a pesar de la derrota ante Francia de este fin de semana.
Si hablamos de motociclismo no tenemos quien nos tosa en el campeonato del mundo, en los últimos años, en todas las categorías, incluida la de trial. Tampoco andamos mal en los campeonatos mundiales de automovilismo tanto de ralis como de Fórmula 1.
De balonmano también hemos sido campeones del mundo hace unos años y, en todo caso, siempre estamos ahí arriba.
¿Y en ciclismo? Pocos pueden con nosotros en los últimos años. ¿Quién nos gana en hockey sobre patines? Casi nadie. ¿Y sobre hierba? Poquitos. ¿Y en waterpolo? Alguna selección lo consigue, pero le cuesta mucho. Lo mismo ocurre con voleibol, voleibol-playa, taekwondo, yudo...
¿Y en los deportes de la mar? Siempre viento en popa a toda vela. ¿Y qué decir de nuestros montañeros?
Sin embargo, tenemos que mejorar mucho en atletismo, aunque en medio fondo siempre estamos bien clasificados. También hay que hacer un gran esfuerzo en natación donde podemos hacer mucho más, y en otros deportes no tan mediáticos pero igualmente importantes para el desarrollo del cuerpo y de la mente.
También hemos avanzado mucho como sociedad en otros aspectos muy importantes como son la libertad, gobernanza y democracia, la alta esperanza de vida, la potencialidad económica con buenas multinacionales y bancos que compiten con dignidad en el escenario mundial y excelentes empresas nacionales que en cualquier momento pueden dar el salto a la conquista de la economía internacional. El alto nivel de vida, el buen índice de desarrollo humano (a pesar del desgaste que está provocando esta maldita crisis económica).
Y por qué no mencionar la influencia y prestigio internacional de nuestra cocina, la buena -aunque mejorable- sanidad pública y el alto índice de donación y transplante de órganos, la gran expansión de nuestro idioma y la cultura hispánica, el encabezamiento de nuestro país como destino turístico mundial, nuestro alto nivel educativo -a pesar de los permanentes mensajes de los heraldos de la catástrofe-, incluido el universitario, donde tenemos uno de los mayores porcentajes de estudiantes universitarios y de jóvenes investigadores de Europa y, por supuesto, del mundo. Somos muy buenos en energías renovables y excelentes en transportes de alta velocidad. Y así en muchos sectores económicos, culturales y sociales de nuestro viejo país.
Es verdad que tenemos un gran problema con el paro, pero sabremos encontrar la solución y superarlo si unimos nuestras fuerzas y entusiasmo como hemos hecho con La Roja durante este mundial y en las celebraciones disfrutadas con motivo de su triunfo.
Podemos estar orgullosos de lo que somos y de lo que estamos haciendo. La marea humana de ayer ha mostrado al mundo, y espero que nos haya convencido a nosotros mismos, que nuestro país está mucho más unido de lo que algunos creen y, sobre todo, que España es una gran nación. Invito a nuestros políticos a hacer una lectura sosegada y objetiva de los últimos acontecimientos que hemos vivido. Deseo acierten en la interpretación.
¡Muchas felicidades, España!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La saturación mediática de la «roji-gualda» y sus seguidores afines nacionalistas ha llevado al éxtasis a miles de personas acostumbradas a que les dirijan a gusto y a que les dejen poco margen al pensamiento de lo que se esconde tras ese mundial; la crítica por los fastuosos gastos de propaganda, los millones de coste del evento, el uso que hacen los gobernantes de unos Estados con realidades más o menos diferentes de sus símbolos patrios y del pensamiento imperante para acallar la diversidad (Mundial de Argentina -Videla- y su dictadura asesina p.e.), la diferencia o toda disidencia, es decir que hay mucho que hurgar y poca claridad en todo ello.
Estos son los fines que ha posibilitado el resurgir de personas que mantienen intacta su ideología pese a la depuración con una supuesta democracia, porque ¿que supone el canto de «soy español, español, español» en Euskal Herria? ¿«mola, mola, mola Bilbao Española»? ¿acaso tiene problemas de aceptar y respetar la identidad de la mayoría de los habitantes de esta tierra? ¿qué se oculta tras estos lemas? ¿de dónde tanta rabia en mensajes y gestos? ¿Qué intentan reclamar a cambio de una supuesta afición deportiva? Por cierto, sólo hay que leer los titulares de la prensa de derecha española ¿alguien duda del fin? Se les ve muy eufóricos, porque términoscomo «raza», «únicos», «Unidad», «nación», Barcenas dixit -"El fútbol ha mostrado con claridad la auténtica unidad que, salvo las excepciones de rigor, existe entre los españoles" y repite en tiempo de descuento -"que nuestro país está mucho más unido de lo que algunos creen y, sobre todo, que España es una gran nación"-. son utilizados con normalidad tras el velo de una victoria inocente y deportiva. Para ellos estar en contra de eso es política, lo que hacen o digan ellos, sólo afición. ¿Nos lo creeremos? ¿ te creemos ? pues NO y NOOO.

Javier dijo...

Contestando a Anónimo, aunque un poco tarde. Lo siento.
Siempre ocurre lo mismo: según parece, sólo son intelectuales algunos que dicen no dejarse dirigir, y, por lo que parece, también se arrogan la virtud de ser los únicos que piensan por su cuenta. Para ellos, los demás son unos borregos, no tienen capacidad de raciocinio. No piensan. ¿Cómo le llamaríamos a esta forma de pensar de los 'únicos' pensadores?
No creo que esto sea así. Nuestra sociedad ya no es tan analfabeta. Está informada y sabe por dónde anda.
Y lo bueno es que con este acontecimiento, se ha visto que cada cual vive y expresa su forma de ser como le apetece, con libertad. Que para los individuos no siempre hay una exclusiva identidad (ahí tenemos a los jugadores catalanes, que juegan con Cataluña pero esto no es óbice para que se partan el pecho por España), y que cuando pueden disfrutar de un éxito colectivo lo hacen a tope.
Yo me alegro mucho de que España haya puesto su nombre en el escaparate mundial, aunque sea por algo tan banal -o quizás ya no tanto- como el fútbol. Ojalá sirva para que en otras empresas colectivas estemos tan unidos y podamos superar las dificultades que nos impiden vivir mejor y ser más libres, incluso para disfrutar con el fútbol.