Los medios de comunicación echan humo porque ese gigante llamado Capitalismo se ha puesto muy enfermo. En poco tiempo ha colocado a la economía mundial patasarriba. Su escudero más leal, el Mercado, no es capaz de curar su mal que amenaza con durar más de lo vaticinado por los galenos-economistas en los primeros días de la enfermedad.
Resulta que nuestro gigante, pretencioso, sobrado, prepotente él, nos está demostrando que sólo eran bravuconadas. En realidad, es vulnerable, poco consistente y cada vez más virtual: ¡tiene pies de barro! Y en momentos como este es cuando nuestro gigante Capitalismo pone en evidencia su debilidad.
Un virus que llaman hipoteca subprim atacó inicialmente al gigante y provocó las primeras fiebres en el enfermo. Poco a poco se ha convertido en más invasiva la enfermedad ayudada por otros males como las fuertes subidas de los precios del petróleo y el de otras materias primas, incluidos los alimentos, que han puesto a nuestro mimado gigante al borde del colapso.
Y estos son los efectos de la enfermedad. Falta de dinero para abastecer los mercados de capitales y facilitar el crédito -la esencia del sistema capitalista-, deterioro del consumo, retraimiento de la inversión tanto privada como pública, aparición de pérdidas generalizadas en las empresas, paro... y quizás, a continuación, el estallido de una gran crisis social.
Mientras tanto, el dogma del liberalismo hegemónico y rampante desde la caida del Muro también quiebra. Se ha dado cuenta de que "la mano invisible" de Adam Smith correctora de los desajustes del Mercado no funciona como dicen debiera hacer. Por eso, en la casa por antonomasia del liberalismo, EEUU, el gobierno ha tenido que echar "una mano visible" traducida en dinero y avales institucionales, para salvar de la quema -nacionalizar- a dos grandes inmobiliarias, Fanni Mae y Freddie Mac.
No ha ocurrido lo mismo este fin de semana pasado con el histórico banco de inversiones Lehman Brothers, a quien el gigante ha dejado caer por el acantilado de la quiebra. Sin embargo, y a la desesperada, el gobierno de Estados Unidos ha salvado del despeño económico a la aseguradora más importante del país, y probablemente del mundo, AIG, acudiendo con su "mano visible" llena de millones de dólares a su rescate.
¡Ah!... Qué necesario es que los poderes públicos controlen y regulen estos sectores esenciales de la economía para que nuestro gigante Capitalismo no nos lleve a todos a la ruina. La verdadera socialdemocracia y el auténtico Keynes tienen soluciones para paliar la enfermedad.
¡La gobernanza, estúpido,... la gobernanza!
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6 comentarios:
Es mejor que el mercado aplique sus reglas a que sea el Estado quien imponga su dictadura y, como consecuencia, su ineficiencia. Libertad con todas las consecuencias.
En EEUU ha ocurrido ayer algo así como -El Estado devuelve "algo" al Capitalismo lo que éste tanto y tanto le dá- así de sencillo.
Lo que ocurre en esos Estados que pregonan tanto su liberalismo es que lo realmente aplicado es el "socialismo para ricos". Cuando las cosas van bien, dejan que los ricos se forren. Cuando estos se ven en serios apuros, obligan a que todos los pobres les ayuden. ¿Qué cara más dura! ¡Qué injusticia!
Pues claro que sí. Cuando se arruinen los ricos adiós el socialismo. Adiós el cuento del socialismo, adiós los socialistas, que son pobres y ramplones.
La economía es reflejo de nuestra personalidad, egoista y cínica, pobres llorones, ricos egoistas, críticos templados... y lo peor no es el bolsillo sino esas caras amargadas que se multiplican por las calles, ojos melancólicos o enfadados...ni en Africa. Eso sí da miedo. Pensadlo amigos. Horkon.
Tiene razón Horkon. Cada vez se ve más gente pulular por las calles como sonámbulos, como fantasmas, sin saber qué hacer ni a dónde ir. Es la cara de la miseria del sistema.
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