Ha muerto rodeado de aquellos que lo querían. Eran muchos porque él dio todo por ellos durante años y años. Vicente Ferrer entregó su vida por los pobres, por los más necesitados de la India, los desheredados de la tierra.
Ha sido y seguirá siendo un verdadero padre para ellos. La tierra roja india ha recibido su cuerpo ayer. Era un gran español con corazón de indio.
Se ha ido físicamente, sin hacer ruido, pero permanecerá en sus memorias y en sus espíritus siempre, porque su ingente obra continuará desarrollándose por otros que han bebido en las esencias de la solidaridad y el amor por los desfavorecidos que ha sembrado Vicente.
Un ejemplo a seguir y no el de aquellos otros -ruidosos hasta la extenuación- instalados en la cúpula del poder religioso que hacen utilización de ciertos principios para sus propios fines terrenales, porque, en realidad, no creen en los valores que estaban ínsitos en las entrañas de Vicente.
¡Qué diferencia! Gracias a personas como él, uno todavía piensa que merece la pena vivir.
1 comentario:
Un gran hombre que no recibirá el reconocimiento que se merece, al menos desde el mundo occidental. Este sí que se merece todo tipo de homenajes porque creyó en el hombre y dio toda su vida por él.
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