martes, 2 de junio de 2009

General Motors en quiebra

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Sede de General Motors en Detroit (Estados Unidos)


"Lo que es bueno para la General Motors es bueno para América", era el aforismo que identificaba la salud de Estados Unidos con la salud de la empresa más representativa del sistema capitalista mundial durante muchas décadas. Era un icono del sueño americano. Pero la realidad está por encima de las frases publicitarias y la crisis económica no entiende de sueños ni de sentimentalismo patrioteros. Las fuertes pérdidas económicas de la General Motors (GM), la empresa automovilística más importante de América, ha terminado con su tradicional soberbia y la ha llevado a la suspensión de pagos. Ayer lunes se acogió al Capítulo XI de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.

El sistema capitalista se come a sus propios hijos cuando estos ya no sirven a sus fines. Es su naturaleza. En la era de la globalización, al igual que antes, el darwinismo económico se impone porque es la esencia del sistema. El monstruo ha de seguir alimentándose y si las ganancias y plusvalías fallan la criatura desaparece porque su ley es implacable.


Saturno devorando a uno de sus hijos (1821-23). Goya. Museo del Prado

Según los datos publicados por El País, la compañía tiene un pasivo de 172.810 millones de dólares (122.500 millones de euros al cambio actual), a 31 de marzo de 2009, fecha en la que valora sus activos en 82.290 millones de dólares (58.360 millones de euros), lo que sitúa su déficit patrimonial en 90.520 millones de dólares (64.200 millones de euros).

Sin embargo, la figura jurídica de suspensión de pagos en EE UU no es igual que su equivalente en España, la ahora llamada Concurso de Acreedores. En realidad, la GM, que nació en 1908 de la mano de William Durant y tiene su sede principal en Detroit, va a ser capaz de seguir con su actividad y remontar el vuelo dentro de unos meses porque el Gobierno norteamericano ha puesto el dinero encima de la mesa para que así sea.
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Modelo Buick (1908) de GM
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Lo nunca visto en el país del liberalismo por antonomasia: la nacionalización de la empresa industrial más importante del mundo, con 230.000 empleados y una fabricación de 20.000 vehículos diarios. El Estado, con más del 72,5% del capital -ya ha puesto 49.700 millones de dólares-, será el máximo accionista junto a los acreedores y los sindicatos, en la nueva compañía que renazca de estas cenizas, se supone, dentro de unos meses.

La marca de GM en Europa, Opel, parece que ha encontrado solución para volar por su cuenta, desgajada de la matriz americana, gracias a las soluciones diseñadas y negociadas en el ámbito de la Unión Europea.

Los pagadores de tal desaguisado heredado del ultraliberalismo aplicado a la economía en los últimos años, serán los de siempre: en este caso, los contribuyentes norteamericanos -ya veremos si recuperan y cuándo estas ingentes inversiones-, los trabajadores de la corporación que van a ver reducidos sus efectivos en 21.000 personas, los jubilados de la empresa que cobran sus pensiones de los fondos establecidos en su seno, las empresas auxiliares que se verán arrastradas por el tsunami de la GM, los acreedores porque no todos podrán recuperar lo que les deben, los concesionarios...

Mientras tanto, la profunda reforma que necesita el sistema capitalista sin que se vea venir. Una auténtica calamidad. ¿Es el final del sueño americano? ¿Quién será la siguiente víctima?

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2 comentarios:

Markos dijo...

Una muestra del poder que tiene el gigante Capitalismo con pies de barro.

llanerosolitario dijo...

¡Hasta dónde nos han llevado los "neocons" norteamericanos y europeos, con Bush de títere!