miércoles, 13 de mayo de 2009

Estado de la Nación

.


Ha terminado el debate sobre el Estado de la Nación de este año, celebrado en el Congreso de los diputados de Madrid, envuelto en la nube tóxica de la crisis económica generalizada.
El Gobierno socialista y su presidente, Zapatero, parece que han salido con nota de aprobado de esta difícil confrontación parlamentaria puesto que la oposición, liderada por la derecha del Partido Popular, no ha conseguido doblegar la fe y determinación del presidente en su politica socialdemócrata.
Zapatero tomó la iniciativa desarrollando una batería de propuestas que tratan de impulsar la economía fomentando la actividad en algunos sectores concretos, tal y como se ve en el link anterior. Lógicamente, la controversia con estas medidas siempre estará presente, venga de los bancos de la derecha o de la izquierda, pero la realidad es que ahí están y no parece que hayan suscitado rechazos radicales.
Lo mejor de ZP es que sigue siendo el máximo defensor -al menos formalmente- de los trabajadores y de los más desfavorecidos. De ninguna manera quiere oír hablar de recortes sociales ni de abaratamiento del despido. Otra cosa es que no le quede más remedio que seguir apechugando con los cuatro millones de parados que se ha convertido en una auténtica pandemia en España, y la reducción del desempleo sea para el país y su gobierno una gran tragedia.
Tal vez se le pueda achacar como negativo su facilidad para ofrecer propuestas y propuestas, sin dotarlas del correspondiente "cemento" -un auténtico plan general de lucha contra la crisis con las medidas estructurales que muchos le reclaman- que les dé cohesión.
Sin embargo, da la sensación de que el presidente sigue liderando la política nacional contra la crisis porque el PP no consigue hilvanar un verdadero programa económico anticrisis, con propuestas concretas que, si las tiene, trata de esconder, porque, seguramente, son recortes de derechos y de capacidad económica de las clases medias y bajas, de las clases pasivas, de los funcionarios, de trabajadores autónomos... y esto no es asumible por el partido mayoritario de la oposición por el coste electoral que supone. El PP está prisionero de sus propios fundamentos ideológicos, que sólo podrá aplicar si alcanza el gobierno, pero nunca podrá jalear y fijar en la mente de los españoles desde los bancos de la oposición.
En definitiva, este debate sobre el Estado de la Nación no ha colocado a Rajoy y su partido, el PP, como auténtica alternativa al gobierno socialista. Si Zapatero consigue salir vivo de la crisis en los próximos dos años, la nueva situación y la defensa que contra viento y marea está haciendo de las clases medias y bajas, de los pensionistas y demás grupos que son su electorado natural, permitirán al presidente del Gobierno y a su partido, el PSOE, volver con fuerza y repetir victoria en las elecciones generales de 2012. Claro que esto queda muy lejos y en política nada puede preverse más allá de mañana.

4 comentarios:

Popular dijo...

Son 4 millones de parados. Ese es el actual estado de la nación. El resto son milongas y ganas de marear la perdiz. No cuente más historias, Javier.

Unknown dijo...

Mi coincidencia, en general, con tu opinión casi me obliga a no hacer comentarios pero el país se encuentra en una situación tal que no se debe permanecer indiferente, sobre todo cuando en un estado de derecho como este hay una mayoría de derechas -PP, CIU y PNV- que le gustaría alcanzar el poder pensando arreglar las cosas haciendo más fácil el despido, alargnado la edad de jubilación y disminuyendo las pensiones... No cabe la menor duda de que todo lo que sube luego baja y que en algún momento volverá la normalidad pero ¿cuándo? Ya ves como desvarían la mayoría de los economistas...

mileurista dijo...

Antes no me llegaba el parné para pagar la hipoteca. Ahora ni siquiera para comer. Y dicen que la inflación está por los suelos. No se lo cree nadie.

Sevillayolé dijo...

Si ZP afloja y los derechos de los más débiles se recortan, perderá por goleada las próximas elecciones generales.