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El horror vuelve a castigar al pueblo palestino. Desde que el pasado 27 de diciembre la aviación israelí atacó Gaza, han muerto más de 700 palestinos, la mayoría de ellos civiles, y los heridos por el ejército judío superan los 3.000 después de bombardear múltiples edificios públicos controlados por el grupo radical Hamás, incluidos hospitales, mezquitas y una escuela de la ONU. ¿Por qué esta nueva guerra absolutamente desproporcionada iniciada por Israel? Algunas de las causas o explicaciones de la misma pueden ser las siguientes.
1. Israel no permitirá nunca que Palestina se convierta en un actor político suficientemente fuerte como para constituirse en un estado enemigo. Por eso, destruyen todas sus infraestructuras, tanto militares como civiles, cuando comprueban que han superado el umbral de peligrosidad establecido. Y esa es la razón por la cual ningunean a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y juegan al gato y al ratón con ella, ahora usando la fuerza, luego provocando bloqueos económicos o encerrando a su población dentro de un vergonzoso muro o con los pasos de frontera bloqueados, después hablando de negociaciones que nunca cristalizan, y siempre saltándose por el arco del triunfo las resoluciones internacionales de las Naciones Unidas que obligan a Israel.
2. Aprovechan el vacío de poder que se está dando en Estados Unidos para destruir la estructura social y material tejida por Hamás en Gaza, al margen de la ANP, más moderada y pactista, por si acaso el nuevo presidente Obama trae nuevas ideas para la resolución del conflicto que, en todo caso, sólo pueden perjudicar los intereses estratégicos sionistas. Mientras tanto la ocasión es favorable, también, para mandar un mensaje al futuro presidente norteamericano recordándole el ya histórico comportamiento judío, según el cual, tienen patente de corso para actuar como les plazca en defensa de sus intereses, al margen del derecho internacional.
3. La crisis económica que asola al mundo va a tener muy ocupados a los nuevos gobernantes norteamericanos y al resto de potencias mundiales. Esta circunstancia es una oportunidad y da margen de maniobra a Israel para asestar un nuevo golpe al pueblo palestino que trata de levantar la cabeza, y se ha permitido la osadía de acosar al gigante militar judío con múltiples cohetes caseros que alcanzan los 40 kilómetros tierra adentro israelí.
4. En Israel se van a celebrar elecciones generales a mediados del próximo mes de febrero. Las encuestas dan ventaja al partido de la oposición Likud, de derechas, y a su líder Netanyahu que ya fue primer ministro. El partido centrista Kadima que dirige la coalición de gobierno no puede permitirse el lujo de perder los comicios. Su futura cabeza de cartel, la ministra de Exteriores Tzipi Livni, no tiene el curriculum de dura e intransigente que Ariel Sharon arrastraba cuando ganó las últimas elecciones tras crear para sus propios objetivos electorales este partido. Livni y Kadima necesitan mostrar su dureza para contrarrestar la ventaja de los derechistas del Likud.
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Hay otros indicadores de menor rango que también han pesado a la hora de dar el paso eligiendo la acción bélica contra los palestinos de la franja de Gaza, pero sustancialmente estos tres aspectos tienen suficiente importancia para ello.
Lo lamentable es que el nuevo año nos sorprende con una vieja guerra: se sigue socializando el dolor de los palestinos debido a la enorme cantidad de víctimas y destrozos materiales que provoca la desigual contienda, sobre todo entre la población civil que se hacina en un territorio tan pequeño donde vive un millón y medio de habitantes, a razón de 5.000 personas por kilómetro cuadrado, la mayor densidad demográfica del mundo.
Y, entre tanto, la conmiseración que el mundo ha tenido con los judíos tras el sufrimiento del holocausto en la Segunda Guerra Mundial se está perdiendo porque ha tomado rumbo a Palestina. No volverán a disfrutar de tanta compasión universal.