El presunto criminal de guerra, contra la humanidad y genocida, Radovan Karadzic, ex-presidente de la República Serbia de Bosnia, ha sido detenido ayer en Belgrado, según fuentes oficiales del gobierno serbio.
Karadzic, de 63 años y psiquiatra de profesión, está considerado el responsable de la muerte de 12.000 personas por el constante bombardeo que ordenó en el cerco de Sarajevo (capital de Bosnia-Herzegovina) que duró 43 meses entre 1992 y 1995. También se le considera responsable de la matanza de 8.000 hombres bosniomusulmanes realizada por los serbobosnios en Srebrenica en julio de 1995.
Karadzic había modificado radicalmente su aspecto exterior para no ser identificado. Ejercía la medicina alternativa en una clínica de Belgrado cuando fue detenido.
El ex-presidente serbobosnio tuvo como ejecutor de su política de limpieza étnica, en favor de la consecución de una Gran Serbia, al militar también serbobosnio Raltok Maldic que, tras la detención de su ex-jefe político, se ha convertido en el presunto criminal de guerra más buscado de toda Europa.
En los próximos días Karadzic será puesto a disposición del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya (Holanda, una vez se le haya tomado declaración por la justicia serbia.
Con esta detención y otras que es deseable se produzcan próximamente por parte de las autoridades serbias, y la aplicación de justicia que ha de recaer sobre estos presuntos criminales, se espera que las víctimas y sus familiares alcancen cierto consuelo, suponiendo que esa paz interior sea posible, después de haber vivido tantas tragedias y el asesinato y desaparición de sus seres queridos durante los horrendos sucesos que se produjeron entre 1992 y 1995, en la guerra civil que estalló con la desintegración de la antigua Yugoslavia.
En todo caso, el paso del tiempo no debe ser motivo de olvido de otras responsabilidades, en este caso políticas, por los acontecimientos criminales que en esos años se produjeron en los Balcanes, al amparo de un conflicto bélico entre los diferentes grupos étnicos que facilitaron la ruptura de la Yugoslavia que nació tras la II Guerra Mundial.
Las mayores responsabilidades políticas, y tal vez criminales, han de atribuirse al fallecido nacionalista radical ex-presidente yugoslavo Slobodan Milosevic -apareció muerto en el centro de detención del TPIY el 11 de marzo de 2006-, cuyo juicio no llegó a finalizar tras cuatro años de duración, que fue el principal impulsor de la Gran Serbia y fomentó la limpieza étnica para conseguirlo. Pero sin ánimo de colocar a unos y otros al mismo nivel de responsabilidad, verdad es que tanto la ahora Unión Europea como la OTAN, Rusia y, finalmente, la ONU, fueron responsables políticos por omisión de algunos de los execrables actos criminales que se sucedieron en la antigua Yugoslavia durante los años de la guerra civil.
Preocupante fue la falta de unidad y decisión en la UE para intervenir en la detención del conflicto que se evidenció cuando el horror se estaba produciendo en el corazón de Europa. Y de "vergonzosa" se puede calificar la actitud de las tropas militares holandesas que presenciaron la matanza de Srebrenica, al norte de Bosnia-Herzegovina, sin actuar para evitarla, a pesar de que la función esencial de su presencia en este país era impedir el combate entre las diferentes facciones enfrentadas.
A pesar de encontrarnos en el teóricamente mundo civilizado por excelencia, la guerra de los Balcanes nos enseñó que en ningún lugar se está suficientemente libre de que tragedias como esa vuelvan a producirse.
Esperemos que el aforismo "homo hominis lupus" -"el hombre es un lobo para el hombre"-, acabe por desaparecer de la práctica de la humanidad. La cita está de permanente actualidad aunque viene de muy lejos, del texto "Asinaria" del escritor Plauto, que vivió hacia el año 200 a.C., y fue popularizada por el filósofo del siglo XVIII Thomas Hobbes, quien consideraba que una de las notas características de la esencia humana es el egoísmo, a consecuencia del cual el hombre mismo termina siendo su propio verdugo, es decir, un lobo para el hombre.
1 comentario:
Los criminales a la cárcel... y que no salga de allí.
Me gustaría que los agredidos encuentren al menos un gramo de consuelo después de que se haga justicia.
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