lunes, 19 de diciembre de 2011

EE UU se va de Irak

Esta madrugada pasada las últimas tropas norteamericanas han abandonado Irak por la frontera de Kuwait. Han pasado ocho años y nueve meses desde que EE UU y una amplia coalición de países comenzaran el 20 de marzo de 2003 esta guerra injusta, la guerra de Irak, porque, según la propaganda norteamericana, este país tenía armas de destrucción masiva que nunca se encontraron, porque su régimen apoyaba a Al Qaeda, algo que nunca se demostró y, finalmente, porque había que derrocar a un dicatador como Sadam Husein que reprimía a su pueblo, especimen de gobernante que proliferaba y lo sigue haciendo por todo el mundo.





La realidad es que tras esa campaña que comenzó con el sugerente nombre de "Libertad Duradera", el resultado en pérdidas de vidas ha sido de más de 100.000 civiles irakíes muertos, más de 10.000 militares irakíes muertos, unos 4.500 soldados norteamericanos y de la coalición fallecidos y un país destrozado política, económica y socialmente.

El balance de esta guerra y las enseñanzas que podemos sacar de ella se pueden resumir en estos enunciados:

-EE UU no ha ganado la guerra. Irak sí ha perdido la guerra. Todos han perdido, todos hemos perdido.
-Esta contienda bélica siempre nos recordará que los servicios de inteligencia de una gran potencia, y los de otros países, pueden plegarse a las exigencias de una determinada ideología que domina la Administración del Estado en cuestión.
-Que basándose en la utilización torticera de los servicios secretos, y a través de la repetición sistemática y prolongada de mentiras por parte de los máximos dirigentes de un país, se puede manipular a los medios de comunicación que, en casos como este, se pliegan a las exigencias del poder con suma facilidad y, por ende, también la opinión pública.
-Los derechos humanos más esenciales se han quebrado sistemáticamente y se ha retorcido la ley para ello: detenidos ilegales, torturas, falta de tutela judicial...
-Occidente no podrá dar lecciones al resto del mundo de algo que pretendía ser uno de sus cimientos civilizatorios, porque no cree en esos derechos universales que tanto predica.
-Las invasiones, por mucho que pretendan venderse como liberadoras, nunca son aceptadas por los nacionales del país invadido. Las liberaciones deben realizarse por los mismos pueblos sometidos, aunque sea con ayudas desde el exterior, pero nunca con ejércitos ocupantes de su territorio.
-El comienzo de una guerra se sabe cómo empieza pero no cómo termina. A pesar de que EE UU proclamó la victoria y final de la guerra de Irak a las pocas semanas de comenzarla, la realidad es que aún no estamos seguros de que haya finalizado.
-Cuando un país conformado por diferentes etnias, grupos religiosos, nacionalidades diversas... se rompe por una intervención armada exterior como la desarrollada en Irak, lo lógico es que surja, como así fue, una guerra civil, que tampoco estamos seguros haya terminado.
-En el Irak del dictador Sadam Huseim -al que, obviamente, no vamos a defender- no existía una organización significativa de Al Qaeda. Mucho nos tememos que a partir del año 2003, comienzo de la contienda, y aprovechando el gran desbarajuste producido, más de una célula de esta organización terrorista estará operativa o con capacidad para operar en estas tierras babilónicas.



 Iraquíes toman el control de la última base militar que quedaba en poder de EE.UU. (EFE)
  
-En el Irak que ahora deja EE UU no se puede decir que exista libertad y vamos a ver si se llega a alcanzar en algún momento el nivel mínimo, a pesar de que la campaña militar -puro marketing- se denominó "Libertad Duradera".
-Tampoco existe seguridad. Los atentados de la insurgencia contra el gobierno y los aparatos del Estado, así como entre las diferentes facciones, siguen siendo el pan nuestro de cada día. Una parte muy significativa de la seguridad civil ha estado privatizada durante años. Algunas multinacionales estadounidenses se han forrado con estos 'servicios'.
-Difícil es pensar que se ha instaurado la democracia, aunque se celebren elecciones de vez en cuando. No existen las condiciones objetivas adecuadas para ello porque, además, tampoco existe cultura democrática que facilite el restablecimiento de este sistema político.
-Las etnias y grupos religiosos no se han reconciliado. Han sobrevivido más o menos activas militarmente en confrontaciones mutuas porque el poder bélico de los invasores era muy superior.
-El Ejército irakí fue destruido en los primeros meses de la invasión. La élite gobernante baasista, fiel a Sadam Huseim, eliminada de la Administración de inmediato. El Estado fue borrado de un plumazo. Reconstruir todo esto lleva tiempo y se necesita hacer sobre bases duraderas, con soluciones tomadas por los propios afectados, y nunca por los ejércitos invasores.
-El Kurdistán irakí sigue pretendiendo la separación de Irak para constituir, con los territorios afines de Siria y Turquía, el gran estado kurdo.
-La economía irakí sigue destrozada y la que funciona paracialmente -el petróleo- en manos de las corporaciones estadounidenses y occidentales en general. El pueblo pide agua, electricidad... porque aquello que existía antes del 20 de marzo de 2003, fecha de comienzo de la guerra, está destruido.
-Desde el punto de vista de la geoestrategia, con esta intervención tampoco se ha llevado la paz a Oriente Medio porque ninguno de los problemas estructurales que ya existían se ha resuelto: ahí sigue el problema judio-palestino, el de Líbano, ahora Siria, un poco más lejos Afganistán y Pakistán... Al contrario, la tensión en la zona se ha incrementado. Y EE UU que, según parece, no  va a dejar tropas en ninguna base militar abierta en Irak con motivo de la guerra, tampoco obtendrá réditos militares por este camino.
-Como consecuencia de lo anterior, Irán se ha reforzado y se ha convertido en una de las potencias más influyentes en esa zona del mundo. Tal vez pensando en que puede ser el próximo objetivo militar de Occidente -los judíos están al acecho permanentemente-, está tratando de obtener la bomba atómica, un arma disuasoria tan importante que le daría una gran baza de seguridad e influencia en Oriente Medio.
-Imposible calcular el coste de esta guerra en términos económicos. Billones de dólares que no podemos ni imaginarnos lo que se podría hacer con ellos. 

Imposible calcular el coste en términos económicos de esta guerra. Imposible conocer cómo ha influido al cabo de los años en la gestación de la crisis económica por la que estamos pasando, especialmente el mundo occidental y Europa en particular. De aquellos polvos esparcidos por el presidente republicano George W. Bush, y todo el aparato de los neoconservadores que se apropió del Estado tras las elecciones presidenciales de noviembre de 2000 en EE UU -los votos tienen consecuencias- , estos lodos creados por el aparato armementístico militar norteamericano.

Nunca aprenderemos. ¿Será Irán el siguiente? ¿Tal vez Corea del Norte? ¿Quizás la República Democrática del Congo?

Guerras no, gracias. Nunca más.



1 comentario:

White dijo...

El Imperio es insaciable. Irá a por más dominio, más influencia... Va en su naturaleza.