Se irá como vino, con otra pena de muerte bajo el brazo, porque el presidente de EEUU, George W. Bush, aprobaba ayer lunes la sentencia que condena a la pena capital a un soldado, Ronald Gray, que fue juzgado hace 20 años por un tribunal militar en Carolina del Norte por asesinato y violación.
La justicia militar norteamericana, a diferencia de la civil, obliga a que sea aprobada por el presidente la pena de muerte sentenciada a un militar. Fue Dwight Eisenhower el último presidente que aprobó una pena máxima impuesta a un militar en 1957, cuya ejecución se materializó en 1961. En 1962 John F. Kennedy se convirtió en el último mandatario que hubo de pronunciarse sobre una condena militar a muerte y lo hizo conmutándola por la de cadena perpetua.
El presidente Bush es el campeón de la pena de muerte puesto que en su etapa de gobernador de Texas, anterior a su acceso a la presidencia de EEUU, llevaba contabilizadas más de 150 ejecuciones, sin contar todas las que han producido sus guerras ilegales.
Nunca le tembló la mano. Y luego quiere erigirse en el gran defensor de los derechos humanos en el mundo.
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1 comentario:
Una desgracia para el mundo que no puede comprender cómo un hombre tan poco cultivado puede ser el más poderoso de la Tierra.
Y, encima, seguirá rezando por aquéllos que mueren por su culpa. Qué poco representa la vida para estos depredadores humanos.
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