España comenzó mal, muy mal, el mundial de fútbol que se juega en Sudáfrica. En su primer partido, perdió con Suiza por 1-0, a pesar de que dominó en todo el encuentro.
Está claro que mucha posesión de balón no es sinónimo de victoria. Los demás también juegan, aunque sólo sea, como en el caso de los helvéticos, a defender su meta, a destruir el juego de los contrarios.
La selección española no está tan fina como en los partidos finales de la Eurocopa de hace dos años. Las ideas se amontonan en las mentes de los jugadores y no fluyen con claridad y limpieza. Hay jugadores que enseguida se 'revolucionan' y no consiguen perfeccionar las jugadas. La ansiedad les puede cuando están a punto de pisar área. Hay defensas que no cumplen con su primera obligación que es defender bien. Hay delanteros muy 'machacados' por la dura competición de la temporada y otros que no están lo finos que creemos.
Las portadas eufóricas de los periódicos y demás medios audiovisuales no meten goles. Los partidos amistosos y los de clasificación para el Mundial no son como los de la fase final. Estos últimos corresponden a otra dimensión futbolística. Por eso... ¡un poco de humildad, por favor!
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