sábado, 23 de febrero de 2008

La varita mágica de Harry Potter



Un milagro, amigos. Y no me refiero al "pelotazo" económico que la multitudinaria venta de libros -el pasado día 21 salió el séptimo y último (?) ejemplar de la saga- ha supuesto para su autora, J. K. Rowling. En realidad hago alusión al prodigio, a la revolución que ha provocado en la panda de adolescentes de todo el mundo, fieles seguidores de HP por el universo de los sueños durante más de 11 años.

¿Y cuál ha sido la esencia de esta maravilla? Está clarísimo: la pasión por la lectura que este fenómeno de la literatura imaginaria ha gravado en la mente y los corazones de esta generación de jóvenes.

Particularmente agradecido le estoy a HP -es un crac- que tocó con su varita mágica a mi pequeña Edurne, cuando tenía 11 años, para que se enganchara al carro volador de sus aventuras y peripecias, que han llenado páginas y páginas en los siete tomos de la obra, algunos de los cuales ha leído hasta en cuatro ocasiones. Y esto, como era de esperar, parece que no se queda aquí, porque su afición por la lectura y la escritura se está desarrollando con fuerza. ¿Seguirá así en el futuro? ¡Ojalá!

Y ahora yo me pregunto: ¿Por qué HP es capaz de conseguir en poco tiempo lo que ningún plan oficial de educación alcanza? El problema es complejo pero podemos aventurar alguna opinión al respecto. Probablemente esto sea así porque, para un adolescente, es más fácil y lúdico dejar volar la imaginación y evitar encadenarla al realismo y al pragmatismo que subyace en los textos exigidos por la escuela oficial. O, tal vez, porque la educación de los jóvenes no está planificada para formar y enriquecer su personalidad. O quizá, amigos, el sistema educativo sólo sea un gran fenómeno alienante al servicio de no sé qué fuerzas dominantes, admitido por todo tipo de países y sociedades. Reflexionemos...

Y luego dicen que los jóvenes no leen, o leen menos que antes, son unos ignorantes. ¡Vaya vista la de algunos, carajo!

Decía Pitágoras: "educad a los niños y no será necesrio castigar a los padres". Todo un milagro, porque los milagros existen, aunque estos no tengan sitio en los altares. Gracias Harry Potter, muchas gracias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La esencia de este artículo va a estar presente en las mentes de muchas personas. Mi corazón y mente, no la cabeza, me dicen que no cabe en los diecisiete más uno despachos y despachas.

Javier dijo...

Agradezco tu comentario pero me tienes que disculpar porque no entiendo qúe quieres decir con la frase "mi corazón y mente, no la cabeza, me dicen que no cabe en los diecisiete más uno despachos y despachas". Seguro que tiene una explicación pero, a estas horas estoy un poco expeso. Lo siento.

Anónimo dijo...

A los que ayudó para iniciarse en la lectura,
¡ bien por H P! Pero en otros niños y jovenes no causó ninguna impresión, porque estaban tocados por otras varitas mágicas, o tenian otros intereses. La lectura se inculca viendo a los padres leer todos los dias. Muchos jovenes son críticos con éste tipo de "literatura, facilona y fantasiosa".