miércoles, 26 de marzo de 2008

Rafael Azcona contaba nuestra vida

A Rafael no le gustaba asistir a galas, entrega de premios, festivales y demás actos lúdicos relacionados con su profesión. Murió en Madrid, a los 81 años, el pasado lunes día 24 como había vivido, sin hacer ruido. Por decisión de la familia no se ha conocido su muerte hasta después de ser incinerado ayer martes.

Rafael Azcona (Logroño, 1926) está considerado como uno de los guionistas de cine más importantes de España. También su actividad narrativa es muy significativa en teatro y en televisión. En literatura no está suficientemente reconocido, pero su contribución a la novela, los relatos cortos y cuentos es copiosa y de gran valor. Larga es, asimismo, la lista de artículos periodísticos, críticas, piezas de humor y demás colaboraciones relacionadas con su actividad escenográfica.
Fue galardonado con seis premios Goya -y varias nominaciones- entre los cuales está el Honorífico en 1998, y el Premio Nacional de Cinematografía (1981), la Medalla de Oro de las Bellas Artes, así como otras muchas distinciones por su excelente labor contando historias en el campo de las artes escénicas.
Trabajó en guiones de películas como El pisito (1958), Plácido (1961), El verdugo (1963), La prima Angélica (1974), La escopeta nacional (1978), La vaquilla (1984), El bosque animado (1987), ¡Ay, Carmela! (1990), Belle Époque (1992), Tranvía a la Malvarrosa (1996), La lengua de las mariposas (1999), Son de mar (2001).
Fue un perspicaz observador y contador de la vida. En su dilatada carrera se empeñó en descubrir y narrar los múltiples aspectos vitales de los hombres y mujeres que transitaban por el difícil día a día en cada una de las diferentes sociedades que le tocó examinar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue un excepcional guionista, muy trabajador y brillante que supo reflejar cómo era la sociedad española en la posguerra y después de la dictadura. Colaboraba con otros guionistas sin problema y era muy disciplinado en relación con las pretensiones de los directores para los que trabajaba.

Anónimo dijo...

la vida es puro teatro, es cine, es sueño, y por eso necesitamos gente como rafael azcona para recordarlo y, si es posible, hacer que nos sea más fácil.