Un gran avance para la humanidad resultó ser aquel invento español, la fregona, que salió a la luz en 1958, en Zaragoza, de la mente de Emilio Bellvis Montesano (1914-1993) o quizá de la imaginación de Manuel Jalón Corominas -la disputa de la paternidad del invento está en los tribunales-, y se convirtió en un familiar más de todos nuestros hogares y gran número de los extranjeros.
El artilugio liberó a muchas mujeres -las grandes castigadas de la época por la limpieza- de dolores en piernas, brazos y espalda, ya que eran ellas quienes sufrían las penalidades haciendo el trabajo arrodilladas.
El palo, de roble inicialmente, de plástico después, añadido al bloque de algodón absobente en tiras que constituye el elemento esencial del artilugio, y el cubo con unos rodillos para escurrir el agua, sacó de la humillación a la mujer -en aquellos años los hombres no limpiaban- y la permitió seguir haciendo este duro trabajo pero ahora erguida, orgullosa y con dignidad.
Cosas sencillas pero prácticas son las que se necesitan para hacer la vida más fácil. Con el impulso que el Gobierno pretende dar al I+D+i la aparición de nuevos inventos tiene que ser una realidad próxima. Esperemos que así sea.
1 comentario:
Si con ello la mujer ha conseguido ventajas en su trabajo, el invento ya ha merecido la pena. Ojalá se generalizaran ingenios tan prácticos y rentables como el de a fregona.
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