(Marcos 10: 13-16, Mateo 19: 13-15, Lucas 18: 15-17)
"13 Presentáronle unos niños para que los tocase, pero los discípulos los reprendí-an. 14 Viéndolo Jesús, se enojó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí y no los estorbéis, porque de los tales es el Reino de Dios. 15 En verdad os digo, quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y abrazándolos, los bendijo imponiéndoles las manos".
"13 Presentáronle unos niños para que los tocase, pero los discípulos los reprendí-an. 14 Viéndolo Jesús, se enojó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí y no los estorbéis, porque de los tales es el Reino de Dios. 15 En verdad os digo, quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y abrazándolos, los bendijo imponiéndoles las manos".
Para quien ha arruinado la vida de los niños, la sentencia de Jesús es demoledora:
(Mateo 18: 6, no en sentido literal)
"Si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo hundieran en el fondo del mar".
Aplíquense el cuento algunos presuntos delincuentes que ejercen ministerio en la Iglesia católica y, sobre todo, muchos de sus jerarcas que les amparan.
No basta con pedir perdón. Es necesario que se aplique la justicia, la humana... porque de la divina ya se encargará el Juez Supremo.
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