miércoles, 16 de abril de 2008

Ruido enloquecedor

Los oídos de multitud de personas sufren a diario los efectos perniciosos del ruido, sobre todo el provocado artificialmente. En España un 33% de las personas sufren estrés por causa del ruido que soportan.
Se celebra hoy el Día Internacional Sin Ruido. Nuestro país es el segundo más ruidoso del mundo, sólo detrás de Japón. La Organización Mundial de la Salud establece como límite del sonido ambiente 65 decibelios, pero en ciudades como Madrid alrededor del 66% de ciudadanos sufren niveles superiores, hasta 95 decibelios en la hora punta de la mañana.
Sin embargo, el ruido más pernicioso no es el de la calle, el del tráfico, el de las obras..., el peor zumbido, aquel que termina con la paciencia del "currela" y le lleva a situaciones psicológicas conflictivas, es precisamente el sutil estruendo que se produce en lugares que tratan de escapar del ruido callejero.
El salón de casa, frecuentemente, bulle con la algarabía del sonido de la televisión haciendo imposible la lectura y la conversación. La estridencia y el griterío es el deporte nacional en los múltiples bares, cafeterías y chiringuitos de nuestro país, incluso a horas en que la luz del sol, tan silenciosa ella, aparece por el horizonte. Los MP3 y las radios conectadas por auriculares machacan permanentemente los oídos de jóvenes y mayores. Y qué decir de las permanentes obras en pisos y lonjas de los vecinos; parece que todos se han puesto como posesos a realizar trabajos en sus inmuebles.
Pero existe un ruido que penetra como un berbiquí, especialmente en nuestros mayores: la soledad ensordecedora que acaba enloqueciendo. Aquí sí que hemos de hacer un gran esfuerzo para paliar tanto griterío, tanto escándalo social.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por el impacto acústico, los españoles sufren ansiedad, estrés, insomnio, falta de concentración e irritabilidad.
Ciudades.Fuentes de de ruido: tráfico, motos, infraestructuras (apertura zanjas), camiones basura, aeropuertos, el ocio nocturno, el botellón indiscriminado y otras fuentes de ruido descontroladas.
Denuncias: por ejemplo, las molestias ocasionadas por el tráfico no se denuncian porque los ciudadanos se habitúan, se sienten impotentes y asocian el ruido a la vida diaria de la ciudad.
Municipios medios y pequeños: las campanadas de las horarias, enteras y medias. Tan, tan, tan, tan, ...tantantantan. Nos habituamos, por eso no denunciamos. Los ayuntamientos deben estudiar el caso y decidir acallarlas.