Gobierno vasco agotado

El tripartito que sustenta el Gobierno Vasco se da por "caducado", según declaraciones de José Luis Bilbao, Diputado General de Bizkaia en un acto conmemorativo de los "25 años de la Ley de Territorios Históricos (LTH)" en la Fundación Sabino Arana. Propone un gran acuerdo político e institucional entre el PSE-EE y el PNV que garantice la gobernabilidad en Euskadi.
Probablemente sea esta la primera manifestación expresa, pública y formulada por una alto cargo del partido, de la conclusión a la que ha debido llegar el EBB tras los múltiples y rigurosos análisis realizados después de las elecciones generales del 9 de Marzo pasado.
Pero tras esta manifestación asoman varios problemas de fondo. En primer lugar, el PNV se ha dado cuenta de que ha perdido la centralidad en este país. La política radical del lehendakari Ibarretxe con su primer plan rechazado por las Cortes Españolas, y su segundo plan similar al anterior -en franca retirada desde su mismo partido-, sólo tiene el apoyo real de una parte del PNV, la del "alma soberanista" que representa Egibar, y alguna otra fuerza política cuasi-residual que va al pairo de lo que señale el lehendakari, porque para eso están aún en el Gobierno. Están convencidos de que el Parlamento español volverá a rechazar este Plan Ibarretxe II. El partido está dividido y eso lo perciben los ciudadanos y le castigan electoralmente.
Por otro lado, el PNV percibe que nada detiene a ETA y a quienes la apoyan, que ha vuelto a las acciones terroristas después de que fracasaran las conversaciones con el Gobierno español durante la tregua de 2005-2006. Además, si la banda terrorista consigue éxitos políticos por cesión del Estado español, los jeltzales saben que no han de ser ellos quienes los rentabilicen (ahí tienen el ejemplo de Irlanda del Norte que tanto les gusta mencionar para algunas cosas).
Seguro que el análisis de la derrota electoral peneuvista del 9-M y, la clara victoria del PSE-EE en los tres territorios y zonas urbanas de la Comunidad Autónoma, ha reflejado que la sociedad vasca, a la que se ha agregado una nueva generación de jóvenes poco ideologizados -excepción hecha de los muy abertzales, que cada vez son menos-, no está por la labor de seguir proyectos radicales que se desconoce adónde van.
Pero hay otro elemento fundamental, absolutamente estructural, que obliga al PNV a buscar el pacto con los socialistas, y ese gira alrededor de la necesidad que tiene de asegurar la subsistencia de una clase burocrática dominante que ha creado a lo largo de 30 años de ejercicio del poder en Euskadi.
Es probable que existan otros aspectos, también importantes, que complementen los anteriores. Se pondrán de manifiesto pronto por los analistas políticos que conocen la situación, pero verdad es que el yogur a tres sabores que gobierna el País Vasco ha caducado. Ya no lidera. Sólo gestiona, y mal, como lo demuestran las huelgas y el deterioro en sectores tan importantes como la sanidad y la educación.
Los próximos días serán de especial intensidad en el seno del PNV que deberá rectificar su estrategia y enterrar las divisiones internas existentes.

Buenas noches y buena suerte.