El pasado viernes 4 se cumplió el 40 aniversario del asesinato del pastor de la iglesia baptista, reverendo Martin Luther King, Jr. (Atlanta, Georgia, 1929; Memphis, Tennessee, 1968). Fue el líder del Movimiento por los Derechos Civiles y encabezó la lucha, no violenta -aplicó la filosofía de Gandhi-, contra la discriminación y segregación racial de los negros en Estados Unidos, durante los años 50 y 60 del pasado siglo.
Provocó un cambio lento pero fundamental en la sociedad norteamericana que recogió estos y otros derechos básicos en el Acta de los Derechos Civiles y el Acta de los derechos de votación.
"I have a dream" ("Tengo un sueño") fue la clave de su discurso más famoso junto al monumento a Lincoln, en 1963, con motivo de la "Marcha por la libertad y el trabajo" en Washington.
Refiriéndose a Estados Unidos decía en su famoso discurso: "Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: 'Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales". Añadía: "Sueño que un día [...] los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas".
Continuaba el Dr. King desgranando su visión en el histórico discurso: "¡Hoy tengo un sueño! Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano". Así era como King ilustraba con diferentes metáforas e imágenes gráficas su sueño humanitario que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1964.
El sueño del Dr. King está más vivo que nunca, y si no fuera así tendríamos que resucitarlo inmediatamente, porque, si bien en Estados Unidos se han dado pasos esenciales en pro de la no discriminación racial y de los derechos civiles -Barack Obama es consecuencia de ese sueño y esa lucha-, en el mundo, la conculcación de los derechos humanos y la discriminación por razón de raza, sexo, religión, nacionalidad... sigue estando a la orden del día.
Y no olvidemos que detrás de todo ello está la tremenda desigualdad entre ricos y pobres, tal vez la forma de segregación y discriminación más dura entre los hombres, que sigue siendo el problema fundamental cuya solución va a seguir necesitando luchadores y mártires como Martin Luther King.
1 comentario:
No estoy tan seguro de que en Estados Unidos se haya avanzado tanto como dicen. Allí los negros lo siguen teniendo muy crudo. La cuestión está más cerca del concepto de lucha de clases que del formalmente existente sistema de derechos civiles.
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