El premio Pritzker que otorga la Fundación Hyatt de Chicago, considerado como el Nobel de arquitectura, ha ido a parar este año al arquitecto francés Jean Nouvel (Fumel, Lot-et-Garonne, Francia, 1945) .Según la revista Plataforma Arquitectura, "el jurado destacó la trayectoria y la experimentación creativa de este arquitecto francés que cuenta con más de 200 proyectos tanto en Europa como en Asia y Estados Unidos, y que, en palabras del propio Nouvel, ha definido como una búsqueda contra la arquitectura genérica".
Lord Palumbo, presidente del jurado, explicó que "para Nouvel no existe un 'estilo' a priori en la arquitectura. Al contrario, un contexto, interpretado en el sentido más amplio, que incluye la cultura, la situación, el programa y el cliente, le provoca el desarrollo de una estrategia diferente para cada proyecto”.
Para el jurado del premio Pritzker de 2008 "los edificios de Nouvel hablan de su entorno", porque "cada proyecto se vuelve relevante en el marco de sus circunstancias", es decir, cada una de sus obras transforma el espacio en el cual se inserta.
Entre los múltiples trabajos de este arquitecto destacan el Instituto del Mundo Árabe (IMA) en París, la Fundación Cartier en la misma capital, así como otras destacadas obras que se ubican en la Ciudad de la Luz.
También son de destacar el teatro Guthrie en Minneapolis, Minnesota, el proyecto para el nuevo Louvre en Abu Dabi y, en España, la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid, y la Torre Agbar de Barcelona.
Jean Nouvel es un arquitecto singular que no deja indiferentes a quienes siguen sus trabajos, porque es de los que contribuye a fomentar la dialéctica clásica en la arquitectura moderna sobre lo que debe ser preminente en est campo: lo práctico o lo artístico.
2 comentarios:
la figura fálica de la torre de aguas de barcelona me lleva a pensar que estos arquitectos están más por la labor de "beneficiarse" al ciudadano, y de paso beneficiarse ellos, que hacerle la vida más fácil.
Creo que estas elites de la arquitectura son simples megalómanos que sólo aspiran a dar salida a sus excentricidades con el dinero público o el de grandes empresas, que también acaba siendo dinero de todos.
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